“La primera vez que me lo puse, fue para ir al trabajo y mi jefe no paraba de decir, alguien en el edificio está haciendo una tarta y salía al portal y olía, hasta que caí y le dije: "yo creo que soy yo" y me dijo ¡no hombre!, se acercó y me olió y me dijo: "ah pues sí, eres tú, que llevas puesto? " Jajajaja.
Huele increíblemente bien, es una vainilla pastelera quemadita y deliciosa. Es un perfume calentito que te hace sentirte arropadita en invierno, acogedor.
Dura muchísimo en piel y en ropa y proyecta bastante. Merece cada euro que cuesta”